La tributación de los planes de pensiones es el principal atractivo de este producto financiero. El diferimiento fiscal que se produce al desgravar la aportación y retrasar la tributación al momento de su rescate, los ha convertido en el vehículo favorito de las familias para el ahorro ante la jubilación.
Desgravación limitada
Las aportaciones a planes de pensiones pueden desgravarse, reduciendo la base imponible general del IRPF. Sin embargo, existe un límite. Solo podrán restarse la menor de estas dos cantidades: 1.500 euros anuales o el 30% de la suma de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas percibidos durante el ejercicio.
En cuanto a los planes de pensiones ofrecidos por las empresas a sus trabajadores, el límite se eleva a los 8.500 euros. Además del límite máximo de 8.500 euros hay otros límites que son:
- El límite financiero. Este límite está en función del importe anual de la contribución empresarial.
- El 30% de la suma de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas.
- La cuantía de la base imponible.
Se tributa al rescatar
En el momento del rescate del plan de pensiones es cuando se tributa por él en el IRPF como rendimientos del trabajo. Conviene tener en cuenta, sin embargo, que el rescate puede ser íntegro, recuperando de golpe todo el capital y tributando por la suma de este con el resto de ingresos del año, lo que disparará su tributación al tipo marginal correspondiente (que alcanza entre el 45% y el 54% según la comunidad autónoma), o en forma de renta periódica, que puede ser más conveniente ya que se reduce la carga tributaria anual. Por otro lado, el traspaso de un plan de pensiones a otro está exento de tributar.
